“La prensa escrita amplía el espacio público de los sistemas democráticos”

Palabras de S.A.R. El Príncipe de Asturias en la entrega de la XXVI Edición del Premio Francisco Cerecedo, otorgado a Enric González

Discurso de SAR Felipe de Borbón en la entrega del XXVI Premio Francisco Cerecedo

La Princesa y yo estamos encantados de volver a encontrarnos con vosotros para celebrar y compartir una nueva edición del Premio Francisco Cerecedo de periodismo. Es un acto, casi podríamos decir, fijo en nuestras agendas del otoño madrileño. Sin embargo, creo hablar en nombre de todos al decir que para quienes estamos aquí, no es una cita más en el calendario; no es un acto rutinario en nuestras vidas; esa rutina que junto al conformismo son dos enemigos implacables del periodismo.

Y no lo es, en primer lugar, pues este acto sirve para tener en nuestra memoria a Cuco Cerecedo. Tampoco lo es, en segundo lugar, porque nos permite reconocer la trayectoria de unos profesionales que con su vocación y buen hacer han contribuido y contribuyen a los intereses generales. Y finalmente, porque con este acto celebramos el buen periodismo y enaltecemos las libertades de información y de opinión. Tenemos, así pues, unos buenos motivos para reunirnos hoy aquí.

Todos sabemos que los Jurados reunidos por la Asociación de Periodistas Europeos para otorgar este Premio asumen cada año una decisión nunca fácil. Valoran el buen estilo y el esfuerzo de la inteligencia con que los profesionales de la información defienden y potencian la libertad de expresión.

Por ello, tanto la Asociación como el actual Jurado cuentan con nuestra gratitud por ese afán ilusionado, capaz de subrayar cómo el periodista puede dirigir nuestra mirada hacia nuevos horizontes que, sin su trabajo, quizá no habríamos descubierto.

En ese contexto tengo la alegría de poder felicitar con la Princesa a Don Enric González por el Premio de Periodismo Francisco Cerecedo en su Vigésimo Sexta edición, que acabo de tener el placer de entregarle.

Si me permiten una comparación futbolística, -que, sin duda, el Premiado podría hacer mucho mejor que yo-, este gran periodista ha marcado, a bote pronto, dos magníficos goles.

Por un lado, hoy nos demuestra que mantiene y refuerza los méritos que hace tres años tuvimos la alegría de reconocerle con el Premio Cirilo Rodríguez en su Vigésimo Segunda Edición.

Y el segundo tanto deriva de su demostrada capacidad de llegar con la columna diaria a todo el campo, y de ejercer una influencia valiente y honrada en el público cada vez más numeroso que integran sus lectores. Logra así un nuevo gol, por toda la escuadra.

El acta de concesión del Premio subraya, además, la calidad de las colaboraciones del premiado, tanto en sus etapas de corresponsal en Londres, París, Nueva York y Roma, como en su dedicación de columnista, donde esboza un diagnóstico crítico y certero sobre las realidades del periodismo.

De su paso por aquellas capitales nos ha dejado con trazo impresionista sus Historias de Londres, sus «Historias de Nueva York» y la recopilación de sus artículos futbolísticos bajo el título de «Historias del Calcio», en línea con las crónicas deportivas de Cerecedo y su libro admirable «Sociología insolente del fútbol español».

Enamorado de Roma y admirador de Julio Camba, tal vez nuestro galardonado podría decir con él -o con Alberti- que «en Roma yo no puedo sentirme completamente extranjero. Al contrario, tengo la impresión de que hace lo menos veinte siglos que yo también he sido romano».

El galardonado -desde la independencia que se traduce en su capacidad de atenerse a los propios criterios- quiere, igualmente, conocer y contarnos para qué sirve el periodismo y cómo funciona. Por ello, el acta del Jurado precisa que el Señor González formula al escribir una propuesta personal independiente y apasionada, atento siempre a los valores fundamentales del gran servicio que presta su profesión, sobre los que se interroga con acierto.

Los útiles e instrumentos de nuestro premiado son los de la prensa escrita, que contribuye a conformar y amplía el espacio público de los sistemas democráticos. Don Enric sabe valerse de esos mismos medios, también para presentarnos, de cuando en cuando, personas y obras que estima especialmente valiosas.

Metas alcanzadas y objetivos propuestos que, con él, hemos de garantizar en el futuro. El itinerario periodístico de Enric González y este Acto muestran, en definitiva, que la finalidad del Premio Francisco Cerecedo acrecienta su vigencia con el tiempo, toda vez que brinda un estímulo a los mejores en el presente y busca enriquecer el futuro de todos.

De nuevo, nuestra gratitud al Jurado y a la Asociación de Periodistas Europeos, que me honra con su Presidencia de Honor, y nuestra más cordial enhorabuena, Enric, por este reconocimiento bien merecido que recibes de la Asociación, de tus compañeros de profesión y de todos nosotros.

Muchas gracias.

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