El Museo Carlos de Amberes, un trozo de Flandes en Madrid

Por Pedro González

Artículo publicado en Zoom News el 29 de Enero de 2015 por Pedro González

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– El arte flamenco en España es el más importante que ninguna región artística europea haya dejado en nuestro país.

Rubens, Van Dyck, Jodaens, Jan Brueghel son los grandes maestros flamencos y holandeses que alberga el Museo Carlos de Amberes de Madrid (Claudio Coello, 99). Es la transformación de la Fundación del mismo nombre, establecida en la capital de España en 1594, que nació entonces con carácter asistencial y que ahora se ha convertido en benéfico-cultural.

El criterio de selección de Fernando Checa, director científico del museo, no ha sido sólo mostrar piezas de los grandes maestros flamencos, sino asombrar al público con la gran calidad de retratos, obras mitológicas, iconografía religiosa, bodegones, paisajes, escenas de género y representaciones de animales, que dieron vida a la llamada «escuela flamenca».

El gran público entabla así conocimiento con dos siglos de historia común europea. Las Diecisite Provincias de los Países Bajos -hoy Bélgica, Holanda, Luxemburgo y norte de Francia- fueron, en gran medida y durante largas y difíciles décadas, parte de la Monarquía Católica que gobernaba sus territorios, primero desde Bruselas, y a partir de 1558 desde Madrid. Es lo que explica la inmensa cantidad de cuadros y tapices que todavía forman parte del patrimonio español. Conviene añadir enseguida que no resultan de rapiña alguna. De todas esas pinturas, esculturas y tapices están documentadas las facturas correspondientes.

Las alianzas matrimoniales tejidas por Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, hicieron confluir la titularidad de los reinos peninsulares, del ducado de Borgoña y de los estados de Flandes en Felipe I el Hermoso, consorte de la reina de Castilla doña Juana (la Loca), y después en su hijo y heredero Carlos V.

Conforme al proverbio ars longa vita brevis de aquellos esplendores, colaboraciones, enfrentamientos y guerras a lo largo de los siglos XVI y XVII sobrevive la obra de los pintores flamencos y holandeses que el visitante va a encontrar en la sede de la Fundación Carlos de Amberes. Además del gigantesco Martirio de San Andrés de Pedro Pablo Rubens, propiedad de la institución, las 32 obras expuestas han sido cedidas por el Museo de Bellas Artes de Amberes, el Museo Nacional del Prado y Patrimonio Nacional, la Biblioteca Nacional y la Fundación Custodia, que prestan obra gráfica para la primera exposición temporal que abre junto con el museo: Rembrandt: 11 desnudos femeninos y masculinos.

Para los amantes del arte, como expresión y testimonio de la historia, merece la pena escudriñar cuadros como el retrato de Margarita de Austria, la breve esposa del malogrado Juan, príncipe heredero de los Reyes Católicos, obra de Bernard van Orley. O el que Anton Van Dyck nos ha dejado de Policena Spinola, hija del general genovés Ambrogio, plasmado por Velázquez en La Rendición de Breda o Las lanzas.

La magnificencia de los paisajes de Jan Brueghel el Viejo (La infanta Isabel Clara Eugenia en el parque de Mariemont) y el atestado de personajes Fiesta de Nuestra Señora del Bosque, obra de Denis van Alsloot, se alternan con la apabullante luminosidad de las escenas religiosas de Rubens y las mitológicas de Jacob Jordaens, donde sobresale El sueño de Venus.

La Fundación Carlos de Amberes nació como apoyo para sostener la guerra en Flandes. Con este museo trata ahora de exhibir y potenciar lo mejor de la historia común de España y las brumosas tierras del norte de Europa.

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