Salvador Arriola. Secretario para la Cooperación Iberoamericana

La Asociación de Periodistas Europeos ha sido instrumental en la profundización del espacio iberoamericano

Salvador Arriola en el XXI Foro Eurolatinoamericano

  • La Asociación de Periodistas Europeos (APE) ha sido instrumental en la profundización del espacio iberoamericano. En particular la sección española de la APE ha sido aliada indispensable de nuestra comunidad, con presencia constante en las Cumbres Iberoamericanas y la organización de foros e intercambios sumamente enriquecedores.
  • La cercanía entre APE y la comunidad iberoamericana emerge de una verdadera afinidad de valores y una coincidencia de propósitos –el de ustedes de informar y el nuestro de generar mutuo entendimiento–. La Secretaría General Iberoamericana no promueve ninguna agenda política, sino que busca un mayor acercamiento, una mayor cooperación entre los distintos países iberoamericanos. Para eso, la comunicación es clave. Sin cobertura periodística sobre el espacio iberoamericano y sobre las cosas fascinantes que están ocurriendo en áreas como la cooperación Sur-Sur o la innovación ciudadana, es difícil avanzar en la construcción de una Iberoamérica aún más cohesionada.
  • La conversación de Europa con América Latina”, el tema de la presente edición de este Foro, no podría ser más acertado en esta época de cambios profundos e incertidumbres todavía mayores que vivimos.

 

América Latina: situación actual

  • América Latina viene saliendo de una de sus mejores décadas en la historia reciente. Entre 202 y 2014, se registró un crecimiento muy por encima de otras economías emergentes y superando con creces el desempeño del G7 y de la Unión Europea. Esto se tradujo en ganancias sociales reales para decenas de millones de personas. Ninguna otra región del mundo logró bajar simultáneamente la pobreza y la desigualdad en lo que va del siglo.
  • Fue también una época de gran dinamismo en el ámbito intra-regional e inter-regional, con la creación, en 2003, de la Secretaría General Iberoamericana, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) en 2004; la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008; la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) en 2011, y la Alianza del Pacífico en 2011, así como un sinnúmero de acuerdos de asociación, tratados comerciales y de inversión, instrumentos de cooperación, etcétera. Vimos simultáneamente un surgimiento del Atlántico y del Pacífico, con los países latinoamericanos profundizando su relación con China, Corea, Singapur, Vietnam, por un lado, y la Unión Europea y Estados Unidos, por otro.

 

América Latina – Unión Europea

  • Enfocándonos en la relación entre la Unión Europea y América Latina, vimos un incremento considerable en el intercambio comercial y de inversión: el comercio de bienes entre ambas regiones casi se triplicó entre 2000 y 2014. Al mismo tiempo, observamos una creciente horizontalidad en la relación, con el empoderamiento de las empresas multilatinas o translatinas, flujos migratorios en ambos sentidos y un proceso de convergencia de los ingresos por habitante en las dos regiones, la virtual desaparición de la brecha en telefonía móvil, y, tristemente, índices similares en emisiones anuales de gases de efecto invernadero, pese a las diferencias en los niveles de desarrollo.
  • El panorama ha cambiado en los últimos tres años. Como ustedes saben, América Latina ha entrado en una etapa de desaceleración económica y se espera que, por primera vez en muchos años, sea una de las regiones con menor crecimiento económico en el mundo, incluso por debajo de la Unión Europea.
  • La reducción de la pobreza se ha estancado y existe un riesgo real de reversión. El proceso de convergencia de ingresos con la Unión Europea se congelará y es posible que los problemas domésticos absorban la atención de los países latinoamericanos, en detrimento de su dinamismo exterior. Los gobiernos de la región deberán lidiar a lo interno con las expectativas de una clase media ampliada y empoderada, junto con la frustración derivada de un pobre desempeño económico y muy limitado margen fiscal.
  • Al mismo tiempo, otros espacios cobrarán relevancia, tras la reciente suscripción del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el avance en las negociaciones de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP). A pesar de la contracción en la demanda china, es de esperar que este país continúe ejerciendo una creciente influencia en América Latina. Nos enfrentamos, entonces, a un escenario en donde la relación entre América Latina y la Unión Europea deberá competir contra otras dinámicas inter regionales y considerables problemas internos.
  • Existen también elementos positivos que ayudarán a preservar y profundizar la relación. Primero, la expansión de la clase media latinoamericana engrosó las filas de consumidores, así como de la fuerza laboral calificada en la región. Es de esperar que esto genere condiciones favorables para la inversión europea en América Latina. Al mismo tiempo, la internacionalización de las multilatinas llevará a una progresiva (aunque todavía modesta) inversión latinoamericana en Europa. Ambas regiones se encuentran crecientemente interconectadas en redes internacionales de producción, en que pueden aspirar a agregar valor de manera complementaria.
  • Además, América Latina y Europa guardan una sorprendente afinidad de agendas, en especial en materia de desarrollo humano y cohesión social. Ello representa el eje central de las relaciones entre ambas regiones, como vimos por último en la segunda Cumbre Unión Europea-CELAC, celebrada en junio de este año en Bruselas. El “Plan de Acción UE-CELAC” define 10 ámbitos de trabajo conjunto, desde la ciencia y la innovación, pasando por la migración y las cuestiones de género, hasta la educación y la seguridad ciudadana. Ese tipo de entendimiento no lo tiene la región latinoamericana con sus socios asiáticos y lo tiene en menor medida con los Estados Unidos, lo que abre oportunidades en ámbitos como las economías verdes, la inversión de impacto social, el crecimiento de las pymes, sin tomar en cuenta el potencial del ámbito cultural y educativo, en que el intercambio entre las regiones ha sido verdaderamente excepcional en las últimas décadas.
  • Por lo tanto, a pesar del contexto económico adverso y a pesar de los retos que enfrenta la relación inter-regional, hay razones para creer que la importancia de Europa para América Latina, y de América Latina para Europa, seguirá en aumento. En un mundo más interconectado, más incierto, más complejo, ambas regiones serán un referente recíproco del desarrollo sostenible, inclusivo, participativo que conjuntamente aspiramos a construir.

 

Sobre la SEGIB y su relación con los medios de comunicación

  • Como ustedes saben, la SEGIB se encuentra actualmente en un proceso de renovación institucional. América Latina ha cambiado muchísimo desde la I Cumbre Iberoamericana en 1991. Voces tradicionalmente marginadas se han incorporado con potencia al debate público. Preocupaciones históricamente soslayadas han pasado al primer orden de la agenda, como el deterioro ambiental, el reconocimiento de la naturaleza multi-étnica de nuestras sociedades, el combate a la pobreza y la desigualdad como ejes de un crecimiento más responsable. Las relaciones entre nuestros países se han vuelto más intensas y complejas, pero también mucho más horizontales. La Secretaría General Iberoamericana tiene que reflejar esos cambios, y lo estamos haciendo con un enfoque de nuestras actividades en tres áreas estratégicas: conocimiento, cultura y cohesión social.
  • Para eso, nos corresponde ser facilitadores de información. Es uno de los acentos que estamos poniendo desde la Secretaría General Iberoamericana: accesibilidad y transparencia institucional; escuchar y esforzarnos por comunicar lo que es relevante para Iberoamérica. También desde la comunicación podemos apoyar la construcción de la comunidad iberoamericana.
  • Desde la esfera pública somos conscientes que el periodismo es una de esas realidades que inevitablemente interactúan con nuestro trabajo. Lo que se publica, lo que no se publica, cómo se publica, todo forma parte de la triangulación entre las instituciones, la prensa y el público en general, una triangulación que incide sobre el éxito de las iniciativas que se promueven.
  • En cuanto al periodismo, observamos que la información económica atiende una creciente demanda de información por parte de una población cada vez más educada y cada vez más exigente; una población que se rehúsa a sentirse al margen de los acontecimientos que le afectan. Esto lleva aparejado el interés por recibir información de distintas fuentes – y no solo de la fuente “oficial” – así como una demanda por actualización constante: los ciudadanos quieren saber más, quieren saberlo en tiempo real y quieren formar su propio criterio respecto de lo que ocurre.
  • Un reciente informe del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford subrayaba estas tendencias, y resaltaba el interés del público en las noticias sobre economía. En los diez países en los que se analizó el comportamiento de la prensa digital, alrededor de un tercio de la población manifestaba interés en noticias económicas, alcanzando un 46% en el caso de los Estados Unidos. Aunque no lo crean, ¡los brasileños manifestaron más interés en noticias sobre economía que sobre deportes! Son datos a tomar en cuenta por quienes toman decisiones políticas, que enfrentan crecientes presiones por el desempeño económico, en el marco de condiciones externas adversas y con una población cada vez más vocal frente a nuevas incertidumbres.
  • Según el nuevo Latinobarómetro, la “imagen del progreso del país” alcanzó este año su nivel más bajo desde 2008. Dos tercios de la población latinoamericana opina que su país está estancado o en retroceso, mientras casi un 80% opina que la situación económica de su país es regular o mala.
  • Lo anterior está asociado al proceso actual de desaceleración económica en América Latina. Por eso, la labor de ustedes como periodistas que también siguen la realidad de Latinoamérica, y conocen el trabajo de la Secretaría General Iberoamericana, revertirá particular importancia en los próximos meses. La población exigirá información contrastada, análisis, explicaciones que le ayuden a comprender por qué, después de una década dorada, América Latina se encuentra en esta situación.
  • ¿Qué tipo de relación deben forjar las instituciones con los medios de comunicación en este contexto? Es iluso exigir “responsabilidad” a los medios, cuando esa palabra se emplea como un eufemismo que encubre un llamado a los medios para que publiquen “buenas noticias”. Los consumidores de noticias no quieren ser tutelados y debemos ser más horizontales en cómo nos comunicamos. Las instituciones – es ciertamente lo que hacemos en la SEGIB – deben ser facilitadoras de información y de fuentes.
  • Sólo si mejoramos como fuente original de información, podremos serle útil al auténtico beneficiario de la comunicación: el consumidor de noticias, la población en general. Allí sí creo que convergen los intereses de los aquí presentes: En una población mejor informada, que tome decisiones libres y en base a mejores fundamentos.
  • La reciente retórica fatalista con la que se vuelve a referir a América Latina invita por lo tanto a la reflexión. A pesar de los desafíos económicos que actualmente enfrenta la región, no existe una crisis generalizada. Tenemos hoy economías más saludables, sistemas políticos e instituciones más estables y una población más empoderada. Es una región casi irreconocible para quienes, como yo, recordamos la terrible crisis de los años ochenta.
  • Al mismo tiempo, América Latina necesita las preguntas difíciles; necesita transparencia, proyección, más y mejor información. Los gobiernos y las instituciones nunca debemos perder de vista aquello que importa a la gente. Siempre debemos saber responder a la pregunta de por qué es relevante para la población lo que nosotros hacemos.
  • Estoy convencido de que el periodismo en particular, y la comunicación en general, serán cada vez más importantes para la experiencia cotidiana de los iberoamericanos. Recordando la larga trayectoria del Foro Eurolatinoamericano de Comunicación y reconociendo el esfuerzo por mantener vivo y relevante este punto de encuentro, confío en que seguiremos caminando en la misma dirección y que ustedes, con espíritu crítico, constructivo e independiente, sabrán sacar adelante esa indispensable tarea.
  • Mis mejores deseos para el éxito en estos dos días que nos esperan y los esperamos el próximo año, cuando celebraremos un cuarto de siglo de Cumbres Iberoamericanas en torno a estas fechas en Colombia.

Muchas gracias.

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