Cómo metérsela (varias veces)

Bobby Robson (1933-2009), delantero inglés, que entrenó a Inglaterra y al Barça, y ennoblecido como Sir por Isabel II (1926-2022), en sus épocas en el banquillo intentaba convencer a sus jugadores de que «los primeros noventa minutos son los más importantes».

La cita la acaba de recuperar en Sintra (Portugal) Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), para explicar sus intenciones sobre la política monetaria, la que fija los tipos de interés. «El fútbol (español) es la palanca de la historia», escribía en 1974 Cuco Cerecedo (1940-1977) al principio de una serie de reportajes, luego convertidos en libro, titulados «Sociología insolente del fútbol español».

Ahora, las palabras de la jefa monetaria europea confirman que el fútbol es una parte más de las esencias y de la economía, al menos de la «vieja Europea»Angela Merkel y Mariano Rajoy que, a pesar de las reticencias iniciales de la germana, trabaron buena amistad y muchas complicidades, que quedaban aparcadas por la rivalidad cuando jugaban las selecciones de España y Alemania y, además, ganaba España, incluso cuando los teutones debían avalar el rescate de las Cajas de Ahorros españolas.

Fue el cuatrienio mágico (2008-2012) del fútbol españoldos eurocopas un mundial, con Alemania de victima habitual. Cerecedo, periodista político, autor de las mejores crónicas de fútbol que se recuerdan y que burlaba desde la óptica deportiva las mordazas del franquismo, tuvo que narrar una época de penurias de la selección y, en parte, del país.

«El balompié hispano»-escribía en 1969- «es un lamentable hidalgo con delirios de grandeza, sobreviviendo a duras penas de imaginarias glorias». Dirigía entonces la selección el doctor Toba (1923-2001), «un gallego de bigote fino y lacónico agnosticismo», apuntaba el periodista en una de sus crónicas compiladas en el libro «El gol geopolítico», editado por la Asociación de Periodistas Europeos.

Hoy quizá con exceso de euforia, España se cita con Alemania, con la historia reciente a favor y el hándicap de no haber ganado nunca a un anfitrión de una competición de este tipo. Todo es posible, sin embargo, y aunque lo importante son «los primeros noventa minutos» como, en una peculiar síntesis monetario-futbolística, recuerda Lagarde que decía Robson, lo decisivo es metérsela -la pelota, claro- y cuantas más veces, mejor.

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