«El ejercicio del periodismo libre es despreciado por quienes exigen adhesiones inquebrantables. Y eso es así, porque el periodismo es la antítesis del fanatismo»

Palabras de aceptación de Vicente Vallés al recibir el XXXVII Premio de Periodismo "Francisco Cerecedo"

SM el Rey entrega el galardón a Vicente Vallés

Majestades, Vicepresidenta, señor alcalde de Vigo, autoridades, presidente del Patronato del Museo Nacional del Prado, consejero delegado de Atresmedia, director general de Atresmedia, director de informativos de Antena 3, amigos de la Asociación de Periodistas Europeos, miembros del jurado, compañeros, señoras, señores…

Espero que me permitan empezar mis palabras con un recuerdo para las personas que han perdido la vida en estos meses debido, directa o indirectamente, al covid 19.

A ellos, a sus familias, a quienes han sufrido o sufren ahora la enfermedad, y a quienes realizan la dura labor de cuidarnos a todos. Ojalá que pronto podamos anunciar en los medios con grandes titulares que esta desgracia ha terminado.

Aún recuerdo cuando sonó mi teléfono un día del mes de julio. Vi en la pantalla un número que no conocía, pero contesté. Una voz preguntó por mí, y de inmediato recibí el saludo de Abel Caballero, el alcalde de Vigo. Me quedé sorprendido, porque creo que no habíamos tenido la ocasión de conocernos personalmente.

La experiencia de años de profesión me hizo suponer en una décima de segundo que, si me estaba llamando el alcalde de Vigo con el que no tenía ningún contacto previo, quizá algo podía ir mal.

Intenté recordar en esa misma décima de segundo si la noche anterior había contado por televisión alguna noticia sobre Vigo que pudiera haber incomodado a su alcalde. Pero no tuve tiempo para más, porque después de saludarme, don Abel me dio la buena noticia de este premio y la enhorabuena. Gracias alcalde.

Gracias a mi familia. Hoy están aquí mis padres, Loli y Vicente, y mis suegros, Ángeles y Gabriel, que forman parte de una generación de españoles a la que debemos mucho de lo que somos.

Esa generación sufrió las consecuencias de la Guerra Civil. Esa generación levantó un país que estaba hundido. Esa generación trajo la democracia, buscando la unidad en la diferencia, y apagando los odios del pasado. Y ahora, esa generación es la más atacada por la enfermedad que tiene al mundo casi atado de pies y manos. Gracias por todo lo que habéis hecho.

También están aquí mis hermanos, Maribel y Jose. Y están mis hijos: Laura, Diego y el pequeño Daniel, que ya empieza a darnos pistas de por dónde van sus inquietudes.

Porque hace unos días, recién llegado de Washington de cubrir las elecciones americanas, Dani me pidió que le explicara la diferencia que hay en Estados Unidos entre votos populares y votos electorales… Me dijo que me había visto contarlo por la tele, pero le parecía que su papá no lo había explicado suficientemente bien… y que se lo explicara otra vez. Así que hice lo que pude.

También está Ángeles, la persona con quien comparto mi vida. Ambos recorremos este camino juntos desde hace ya unos cuantos años. Y, como diría el maestro Machado, seguimos haciendo camino al andar.

Quiero hoy dar un abrazo, también, a mis compañeros de Antena 3 Noticias. Si hay un trabajo colectivo, ese es el de elaborar cada día un informativo de televisión. Su majestad la reina lo sabe bien. Hoy está aquí nuestro director, Santiago González, y varios miembros de la redacción: Cristina, Yolanda, Arancha… Me hubiera gustado traerlos a todos, pero las circunstancias sanitarias no lo permiten. Y, además, hay que hacer otro informativo esta noche. Gracias a todos. Gracias también a Silvio González y a Javier Bardají, máximos responsables de Atresmedia, por su apoyo permanente a nuestro trabajo.

Quiero dar las gracias al jurado por su generosidad. Me resulta casi perturbador ver la lista de galardonados con el premio Francisco Cerecedo. En esa alineación solo me imagino como aspirante a ser suplente. Saber que el año pasado el premiado fue Javier Cercas asusta. No voy a nombrar a los anteriores porque sería muy largo y me asustaría aún más.

Sí quiero citar a mi amiga Pepa Bueno, premiada en 2010, cuando presentaba el Telediario de Televisión Española. Y lo hago porque, si no me equivoco, es la única periodista de televisión que había recibido este galardón, aunque Pepa ahora trabaje en la radio.

Por eso aprecio y agradezco que se haya tenido en cuenta al medio televisivo, por su faceta informativa. Es cierto que aún tenemos que mejorar. Pero es igual de cierto que la labor informativa en las televisiones españolas ha dado un salto de calidad, y se ha convertido en una referencia periodística.

Por tanto, entiendo que este galardón tiene mucho que ver con un reconocimiento al periodismo en televisión, y como un aliento para que sigamos mejorando.

Me abruma también recoger un premio dedicado a Cuco Cerecedo. No tuve la oportunidad de conocer a Cuco personalmente. Pero sí conozco a Cuco por quienes fueron sus compañeros en aquellos años apasionantes de la Transición, por ejemplo Miguel Ángel Aguilar.

Porque la Transición también la hicieron los periodistas. Cuco, entre ellos. Aunque, por desgracia, no pudo vivir lo suficiente para ver cómo culminaba ese camino hacia la democracia.

Ahora, cuatro décadas después, la democracia sigue siendo un bien a preservar. Por desgracia, no es algo que podamos dar por sentado, como si no se nos pudiera escapar entre los dedos.

Igual que los periodistas de la Transición ayudaron a traer la democracia a España, ahora tenemos que ayudar a cuidarla y defenderla. Y la defendemos con la información.

A menudo, el ejercicio del periodismo libre es despreciado por quienes exigen adhesiones inquebrantables. Y eso es así, porque el periodismo es la antítesis del fanatismo.

Nadie dijo que esto fuera cómodo. Pero, sin duda, es apasionante. Como ya advirtió Ben Bradley, el director de Washington Post en los tiempos del Watergate, si no nos dejan ser periodistas, entonces tendremos que trabajar para ganarnos la vida.

Pero mientras podamos ser periodistas seguiremos contando las noticias. Y lo haremos con alguna dificultad, porque en estos tiempos ya no solo se critica a alguien por lo que dice o por lo que escribe. Lo que algunos pretenden es impedir que determinadas cosas se puedan decir o escribir. El objetivo de quienes están en esa línea de pensamiento es convertir el diálogo, que es lo democrático, en un monólogo. Por el contrario, el periodismo lo que genera es debate, y sigue siendo el instrumento clave en las sociedades libres: allí donde la noticia es aquello que alguien no quiere que se publique.

Permítanme terminar con las palabras de uno de los pioneros del periodismo en televisión, Edward Murrow: “no siempre habré sido justo o sensato, pero he intentado buscar la verdad con diligencia e informar sobre ella”.

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