Summa mortis, de Juan de Oñate

Walter Sickert, un oscuro pintor impresionista de finales del siglo XIX, vivió obsesionado con la figura del asesino en serie conocido como Jack El Destripador. Cuando la historiadora Paula Fierros trata de demostrar que Sickert y el Destripador fueron en realidad la misma persona, aparece un misterioso cadáver que reabre la polémica. 

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