En momentos de turbulencia social como el que vivimos, las sociedades necesitan el mejor de los periodismos.

Palabras de Diego Carcedo en la entrega del XXXI Premio "Cerecedo"

Majestades,

En nombre de la Asociación de Periodistas Europeos, de la que Su Majestad es Presidente de Honor, quiero agradecerles muy especialmente su presencia en esta nueva edición del premio de Periodismo Francisco Cerecedo. Para nosotros su presencia en esta noche supone un estímulo y una motivación constante para mantenernos activos en el desempeño de nuestros principios fundacionales, que pueden sintetizarse en la defensa de las libertades y el respaldo al proceso de construcción europea que nuestra Asociación lleva en su ADN.

Esta es una noche muy especial para cuantos integramos la APE y quisiera expresar también nuestro reconocimiento y gratitud a la institución que desde el origen del Premio, allá por el año 1983, y en sucesivas encarnaciones nos ha venido acompañando con su patrocinio. Es el Banco BBVA, representado por su presidente, Francisco González, quien también nos acompaña en esta velada en una muestra de su sensibilidad hacia iniciativas como esta que tanto incentivan el buen periodismo como elemento fundamental para el buen funcionamiento de una sociedad democrática.

Nuestro agradecimiento por último a los miembros del Jurado, tan plural y ecléctico como de costumbre, personalizado en la figura de su presidenta, Blanca García Montengro. Su reunión fue un ejercicio de diálogo libre lo cual siempre proporciona decisiones acertadas como la concesión del Premio en esta ocasión a José Antonio Zarzalejos. La lista de premiados, a la que se incorpora el nombre de Zarzalejos, es la que ha dado al Premio Cerecedo el prestigio de que goza y eso en buena medida es gracias al acierto de los jurados encargados de discernirlos.

En momentos de turbulencia social como el que vivimos, las sociedades necesitan el mejor de los periodismos, el que descodifica la realidad, el que evita la oxidación de las libertades, el que ejerce de dique o barrera insalvable contra la corrupción. No se trata de asignar al periodismo una labor titánica ni de convertirlo en el atlante que sostenga al mundo sobre sus hombros. Se trata de exigirle su responsabilidad de contar lo que ocurre sin cortapisas, ni pretensiones, con rigor e independencia, como hacía, y ese es el ejemplo que queremos perpetuar, Francisco Cerecedo, algo que hoy ejerce José Antonio Zarzalejos.

No fomentar encono sino buscar el entendimiento en las diferencias ha sido una de las máximas de Zarzalejos a lo largo de su carrera periodística. En los diferentes medios en que ha ejercido la profesión ha permanecido fiel en la defensa de la cohesión social, de la convivencia en la pluralidad, y ha sido consciente de que la realidad pocas veces es monolítica y de que son los matices los que diferencian y aproximan.

Con sus inicios en la desaparecida “Gaceta del Norte” y más tarde en “El Correo”, de Bilbao y más recientemente en ABC, periódico del que fue director en dos etapas, Zarzalejos ha defendido la opinión libre, sin ataduras de ningún tipo; opiniones valientes y a veces sorprendentes en palabras del Jurado del Premio, que describió sus méritos – y cito textualmente – como “opinión honesta y coherente que le ha convertido en un referente de serenidad, diálogo y convivencia”.

Continuamente nos percatamos de que necesitamos más diálogo y una mayor apuesta por la convivencia. Necesitamos más Zarzalejos que sumen en lugar de restar. Que cale su ejemplo entre las nuevas generaciones de periodistas, que aprendan a informar desde la mesura, la independencia y la distancia crítica y en el conocimiento de la repercusión que adquiere lo que se publica o difunde.

A pesar de lo que algunos se empeñan en argumentar, el periodismo no está moribundo; antes al contrario, es más necesario que nunca. Las sociedades que pretenden ser democráticas precisan del buen periodismo. Nos lo recordaba el gran escritor Antonio Tabucchi hace años en este mismo escenario: “La libertad de palabra es directamente proporcional a la democracia y, por eso, todo totalitarismo busca el control de la información y la sustitución de la palabra libre por la información propagandística feroz y servil.

Convengamos que el periodismo será lo que nosotros, todos queramos, pero especialmente los periodistas dependerá de lo que hagamos de él y de lo que hagamos de él, José Antonio Zarzalejos, el premiado en la trigésimo primera edición del Premio Cerecedo, enaltecida esta noche por la presencia de Sus Majestades en el primer año de Reinado, es un excelente ejemplo.

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