‘Presagio’, de Juan de Oñate

En Presagio, Juan de Oñate entrelaza la intriga histórica con la reflexión sobre el poder del conocimiento y los límites de la curiosidad humana. Un thriller de ritmo sostenido y ambientaciones minuciosas que nos enfrenta a la pregunta más inquietante de todas: ¿qué harías si un libro pudiera revelar la fecha de tu muerte?

Ambientada entre el Monasterio de San Julián de Samos en 1951 y la Galicia contemporánea, la novela conecta pasado y presente a través de una investigación que saca a la luz una conspiración global. Oñate logra combinar la tensión narrativa de los grandes thrillers con una profunda meditación sobre la verdad, la fe y la manipulación mediática.

La novela

Monasterio de San Julián de Samos, Lugo, 1951.
Dos novicios se ven envueltos en un accidente que desencadena un incendio en la licorería del edificio. Mientras uno resulta gravemente herido, el otro lucha por salvar los libros de la biblioteca antes de que el fuego los consuma.

Ribadeo, Lugo, 2023.
Ante la aparición en un archivo familiar de un libro que parece presagiar muertes, un historiador y un periodista inician una investigación para desentrañar la verdad sobre estos rumores. Pero lo que no saben es que están a punto de enfrentarse a un complot internacional que implica a grupos mediáticos y organizaciones criminales en la sombra.


Una historia de misterio, conocimiento y destino

En Presagio, Juan de Oñate entrelaza la intriga con la reflexión para abordar algunos de los grandes dilemas humanos: la búsqueda del conocimiento, la tensión entre fe y razón, el poder de la palabra escrita y el peso de la tradición. A través de escenarios que van del silencio monástico al ruido mediático del presente, la novela explora cómo la obsesión por descifrar el misterio de la vida —y de la muerte— puede llevar a los personajes a cruzar límites morales, espirituales y personales. En este viaje, Galicia se convierte en algo más que un paisaje: es el territorio donde lo visible y lo oculto se confunden.


El poder del conocimiento

Los manuscritos, los archivos y los textos antiguos ocupan un lugar central en Presagio. El misterioso libro que anuncia la muerte simboliza la eterna tentación de acceder a lo prohibido. No solo es un objeto de misterio: representa el poder de la palabra escrita para modelar la realidad. Oñate explora cómo los textos —ya sean religiosos o mediáticos— pueden conservar la memoria o manipularla.

Así, Presagio retoma el mito del conocimiento como castigo para plantear una pregunta esencial: ¿hasta qué punto el deseo de saber puede convertirse en una condena? A lo largo de la novela, los protagonistas se enfrentan a la ambigüedad del saber: aquello que promete revelar la verdad puede también destruirla.


Fe, razón y destino

El monje, el historiador y el periodista encarnan tres maneras de mirar el mundo: la fe que acepta el misterio, la razón que lo analiza y el escepticismo que lo niega. A través de ellos, la novela contrapone la espiritualidad del pasado con el racionalismo del presente, y plantea si el destino está escrito en los libros sagrados… o en los algoritmos que gobiernan nuestra vida moderna.

El monasterio de Samos, escenario del incendio inicial, simboliza el orden antiguo y la búsqueda de sentido. La investigación en el siglo XXI, en cambio, refleja el caos informativo y la manipulación mediática.


Galicia, tierra de misterios

La novela se desarrolla en distintos escenarios de La Mariña y la comarca de Sarria, trasladando al lector a una Galicia que respira historia y leyenda. Entre sus nieblas, monasterios y archivos olvidados, Oñate encuentra un escenario ideal para hablar de lo sagrado y lo profano. Desde el silencio de Samos hasta las costas de Ribadeo, el paisaje gallego se convierte en un personaje más: una tierra donde las piedras guardan secretos y la frontera entre lo real y lo sobrenatural se difumina.

El autor, de origen sarriano y ribadense, rinde homenaje a una Galicia ancestral, cargada de espiritualidad y simbolismo. En la nota final comenta cómo la novela está concebida como un homenaje a Ribadeo y a otros lugares de la geografía lucense muy especiales para él:

«A su luz incomparable y a su nube inevitable. A sus gélidas rías, su tesón, sus playas de arena fina y sus prados siempre verdes. A sus entrañables gentes y a su capacidad de detener el tiempo».

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