María Teresa Fernández de la Vega en la clausura de la VII Jornada de Periodismo Coca-Cola

María Teresa Fernández de la Vega

Buenos días a todas y a todos.

Muchas gracias, Montse, por el resumen que has hecho de estas jornadas, ya las séptimas, que se han convertido en una referencia de la reflexión y el debate en torno al mundo de los medios y que, por lo que nos cuentas, han respondido también hoy a las expectativas.

Muchas gracias igualmente a la Asociación de Periodistas Europeos y a la Fundación Coca Cola por haberme invitado un año más, el tercero creo, a este almuerzo de clausura. Tengo mucho gusto en compartir con todos ustedes algunas reflexiones en torno al tema que les ha ocupado durante la jornada de hoy, “El nuevo panorama audiovisual”.

La verdad es que el tema da para mucho, pero intentaré transmitirles al menos las principales claves que han movido y mueven al Gobierno en la ordenación de este escenario tan complejo, ya que después habrá un tiempo para el coloquio.

Creo que nadie puede dudar de que este tema ha sido desde el principio un asunto importante para el Ejecutivo. Procurar una regulación clara, segura y coherente al escenario audiovisual, frente a la auténtica maraña de normas inconexas que hacían irreconocible, o más bien que hacían imposible, el modelo audiovisual con el que hacer frente a la transformación tecnológica que se nos venía encima era un compromiso firme del Gobierno. Y hoy creo que estoy en condiciones de afirmar que estamos cumpliendo este objetivo.

¿Qué nos propusimos, entonces? Contar con un sector audiovisual capaz de avanzar con confianza, con seguridad. Un sector competitivo, moderno, en el que primaran la profesionalidad, la calidad y el talento. Un sector dinámico, preparado para superar los retos planteados y para aprovechar las oportunidades generadas por las nuevas tecnologías. Un sector ordenado, no en virtud de intereses políticos, sino del interés general, que contara con empresas prósperas y ofreciera el mejor servicio a los ciudadanos.

Ese es el modelo audiovisual y en base a ese modelo hemos estado trabajando para delimitar las reglas del juego, para clarificar el panorama, dar seguridad y dinamizar el sector. Eses era el modelo que queríamos y es el que queremos. Sin duda un objetivo ambicioso, pero que hoy estamos a punto de convertir en realidad.

Y, mirando hacia atrás, estoy convencida de que hicimos bien al empezar por reformar los medios públicos, los medios de titularidad estatal, porque no cabe duda de que definir el papel que estos medios juegan en el escenario audiovisual, acotar el espacio que ocupan y en qué condiciones y con qué medios lo hacen, supone una clarificación vital para el sector.

Pero es que además, esa reforma era también urgente en términos democráticos y económicos. En términos democráticos porque había que desgubernamentalizar los medios públicos para que pudieran trabajar al servicio de la ciudadanía con total independencia del Gobierno, con criterios de pluralismo y de profesionalidad y en términos económicos porque había que solucionar la onerosa y astronómica deuda acumulada en años.

Recuerdo que la primera vez que les acompañé en esta jornada estábamos justamente iniciando la reforma, con la constitución del comité de expertos que nos dio las pautas para desgubernamentalizar la radiotelevisión pública. Y es que esta fue una de las primeras medidas que tomó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004.

Pese al escepticismo de muchos, la primera reforma salió adelante, y además de procurarnos esos medios estatales independientes y al servicio de todos, contribuyó a la clarificación del escenario audiovisual español.

Una clarificación que, con la ley de financiación de televisión española que hemos remitido recientemente a la Cámara, ha sentado un pilar fundamental de ese modelo audiovisual que estamos construyendo.

Pero no sólo actuamos en el espacio de los medios de titularidad estatal. En el escenario global del audiovisual español se necesitaba urgentemente decisión, y creo humildemente que este Gobierno la ha tenido y la ha utilizado para intentar ordenar el sector con coherencia, con visión de futuro y con el interés general como principal objetivo.

Y lo hemos hecho sobre todo liberalizando, eliminando límites y trabas; permitiendo e impulsando el desarrollo de las nuevas plataformas tecnológicas; aprovechando al máximo la capacidad del espectro radioeléctrico; distribuyendo mejor el espacio que pone a nuestra disposición la tecnología digital.

Hemos impulsado la transición a la televisión digital terrestre, que ya hoy ha alcanzado un desarrollo muy razonable.
Y todo eso lo hemos hecho hablando con todos, teniendo en cuenta a todos, y buscando siempre la ponderación.

De esta manera hemos seguido caminando, dando paso tras paso para delinear los contornos de ese modelo audiovisual contemporáneo, seguro, dinámico y competitivo, capaz de encarar el futuro con un horizonte de al menos una década.

Lo necesitamos, porque tenemos frente a nosotros retos importantísimos. En primer lugar, tenemos que convertir abril de 2010, no en la fecha del apagón analógico, sino en la fecha de la iluminación digital.

Porque lo que verá la luz será un nuevo mercado audiovisual, una nueva era de la televisión. Y tenemos que enfrentarnos a ella en condiciones de ganar. Ganar en beneficio del sector y ganar en beneficio de los ciudadanos.

No es el único desafío. Seguramente no es ni siquiera el principal. A lo que nos enfrentamos es a un cambio, a una transformación global de nuestro mundo propiciada por las nuevas tecnologías.

A una transformación que justamente tiene como una de sus principales claves la comunicación, la información, los medios. Y los medios están abocados a responder con valentía y con solvencia a ese reto.

Y lo están, además, en un momento de graves dificultades económicas a nivel mundial. Dificultades que hay que saber sortear para encarar esta profunda mudanza tecnológica, económica y social con un panorama empresarial fuerte y sólido.

Atento a estas dificultades, y con el objetivo de facilitar a las empresas la salida de esta difícil situación coyuntural, el Gobierno elaboró la Ley de Medidas Urgentes en materia de Telecomunicaciones.

Ley que, además de asegurar que la señal de televisión digital llegará a todos los hogares, permite la capitalización y las sinergias entre los operadores, eliminando el tope del 5 por ciento que antes existía como máxima participación entre estas empresas. De esa manera hemos abierto una nueva vía para su fortalecimiento financiero por la que algunas de ellas ya están transitando.

Por otra parte, con esta norma, el pluralismo informativo está asegurado, ya que se establece una barrera del 27 por ciento de audiencia media para las participaciones simultáneas.

Es un paso más hacia el modelo audiovisual que estamos construyendo. Un modelo más europeo y más global. Un modelo abierto a todo aquello que de bueno nos ofrece el mundo y atento a las nuevas posibilidades de negocio que se abren y que sin duda han de ser exploradas por los operadores, porque constituyen el futuro.

Es verdad que hay países que ya tienen un camino hecho y una experiencia en terrenos en los que España apenas cuenta con recorrido. Hay públicos que llevan décadas pagando por ver televisión, mientras que nuestra cultura en este aspecto es muy escasa. Y en ese factor radican una parte importante de las novedades que vienen.

Porque, cada vez más, y esto está muy claro, la televisión será la televisión de cada espectador.

Pero, por otro lado, la nueva manera de ver televisión, que tiene a la interactividad como principal innovación, es un campo inexplorado para todos, y del que los operadores deben ser capaces de extraer todo el enorme caudal de productos y servicios, por tanto, de negocio, que se abre ante ellos.

El Gobierno de España va a facilitar esta transición hacia el nuevo modelo como lo ha venido haciendo, con una ordenación adecuada del marco legislativo.

Y lo va a hacer con una norma que, tras un largo periodo de consultas, de negociación, en definitiva, de esfuerzo legislativo y político, ya está preparada para iniciar su tramitación.
Por eso les anuncio que mañana viernes el Consejo de Ministros estudiará en primera lectura el anteproyecto de la Ley General Audiovisual.

Sé que todos ustedes han esperado largo tiempo esta noticia, pero créanme si les digo que ha merecido la pena. Porque este va a ser el paso definitivo hacia la regulación integral que necesita el sector.

Una ley clara y clarificadora con la que trasponemos la directiva de servicios de comunicación audiovisual. Así regulamos la publicidad en televisión e introducimos buenas prácticas en la defensa de los menores y del pluralismo informativo según los criterios de la Unión.

Además, establecemos definitivamente el régimen de concesión, arrendamiento o renovación de las licencias de servicios audiovisuales, e introducimos la regulación de nuevas fórmulas, como la TDT de pago o el acceso condicional.

También la alta definición, la televisión en movilidad y la interactividad son apuestas de esta ley que va a constituir un soporte firme para las nuevas tecnologías y la exploración de nuevas posibilidades para el medio audiovisual.

Y todo esto, por supuesto, con el objetivo fundamental de defender el interés general y el derecho de los ciudadanos a disfrutar del mejor y más variado y plural servicio de televisión.

Garante de ello será el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales. Una institución independiente, tanto del Gobierno como de los poderes económicos, que tendrá como función velar por el cumplimiento de esta ley y en general de la normativa audiovisual.
El anteproyecto de ley cuenta con el consenso básico del sector. Un consenso buscado, porque éramos conscientes de que esta gran ley audiovisual, fundamental para enfocar un futuro tan abierto, debía ser una ley de todos. Debía hacer posible que todos pudieran encontrar en ella un espacio adecuado para trabajar y para progresar.

Creo sinceramente que así va a ser. El texto inicia ahora su recorrido. Deberá contar con el dictamen preceptivo de distintos organismos antes de ser aprobado por el Consejo de Ministros y remitida al parlamento. Y en todo ese proceso, el Gobierno seguirá abierto y dispuesto a escuchar la voz de cuantos tengan algo que aportar para su perfeccionamiento.

Ese ha sido siempre –creo que ustedes lo saben- el estilo del Gobierno de España. Y así vamos a seguir, dialogando, compartiendo con el sector las soluciones a los problemas y explorando juntos las nuevas posibilidades.

En definitiva, construyendo entre todos un escenario al que se asoma la ciudadanía entera y que es por tanto parte consustancial y estratégica de nuestra sociedad y de nuestra convivencia.

El Gobierno de España, consciente de la responsabilidad que ello entraña, va a hacer todo lo que esté en su mano para que, desde ese escenario, se ofrezca el mejor programa, el mejor servicio a los ciudadanos, y estoy convencida de que ustedes sabrán cumplir con su parte, que, no cabe duda, es la principal.

Muchas gracias.

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