Los periodistas tenemos el privilegio de vivir la historia, mientras que el pueblo la padece y los gobernantes la hacen

Antonio San José en la entrega del XVI Premio Salvador de Madariaga

SAR la Infanta Doña Cristina entrega el diploma a Antonio San José

Alteza, Sr. Presidente de la Xunta de Galicia, Sr. Secretario de Estado de Comunicación, Sr. Alcalde de Santiago de Compostela, Autoridades, Queridos amigos…

Pertenezco a una generación profesional que ha tenido a Europa como argumento relevante desde el inicio de su actividad periodística. A diferencia de quienes nos han precedido en el oficio, el objetivo europeo ha sido, afortunadamente para nosotros, una realidad por la que hemos transitado desde el mismo proceso inicial de adhesión de España a las Comunidades Europeas.

Recuerdo bien como en 1983, casi recién licenciado, asistí, junto a otros compañeros de diferentes medios, a un curso en Bruselas para tomar contacto “in situ” con las instituciones europeas y asistir a un conjunto de conferencias en las que se nos explicaba a los entonces jóvenes periodistas españoles, la realidad que aguardaba a nuestro país en un contexto político y económico que fue anhelo unánime de todos aquellos que soñaron mucho tiempo con un país en libertad plenamente normalizado en el escenario de Europa.

Dos años después pude informar de la histórica jornada en la que España firmó con toda solemnidad su ingreso en la entonces Comunidad Económica Europea. Me sentí afortunado por ser testigo de un momento crucial para mi país que hacía buena la sabia reflexión de un profesional tan prestigioso como Jean Daniel: “Los periodistas tenemos el privilegio de vivir la historia, de contemplarla, mientras que el pueblo la padece y los gobernantes la hacen”.

Desde esa misma posición de privilegio he tenido oportunidad de entrevistar a algunos de los principales actores europeos a lo largo de todos estos años, de cubrir decenas de reuniones ministeriales y de asistir en la capital belga al acuerdo político de 1998 que supuso el nacimiento de la moneda única.

Son vivencias que pertenecen a mi trayectoria profesional y que han tenido al sueño europeo como protagonista. Por ello me siento afortunado. También, sin duda, por haber merecido el Premio Salvador de Madariaga que recibo como un honor y un estímulo en mi quehacer diario. Por ello quiero dar las gracias a la Asociación de Periodistas Europeos y al jurado. Recibir la noticia de esta concesión a través de una llamada telefónica que me dirigió su presidente en esta edición, Javier Solana, fue un motivo más de satisfacción por venir de una persona que ha trabajado denodadamente por la construcción de Europa y que es nieto, además, de un decidido impulsor de la idea europea como fue Salvador de Madariaga, cuyo nombre honra y prestigia el premio que hoy recibo con una gran ilusión por lo que significa y por lo que me compromete.

Vivimos tiempos convulsos en la profesión. Se replantean los soportes y se transforma un oficio que no desaparecerá nunca porque es deudo de la sociedad a la que sirve. Los periodistas seguiremos contando historias con vocación de excelencia y continuaremos siendo fieles a la máxima que nos impulsó a dedicarnos a esto: ir, ver y contar…. En tiempos de transformación hace falta más que nunca un periodismo sólido, fiable, honesto, transparente y libre.

Al final siempre nos quedará el lugar que define, en palabras de Gabriel García Márquez, “el mejor oficio del mundo”: la calle de la aventura. Ahí me encontrarán siempre, con vocación renovada después de recibir este premio Salvador de Madariaga que me anima a trabajar cada día mejor para ser digno destinatario del mismo.

Muchas gracias.

Secciones